viernes, 17 de octubre de 2008

Los directivos de Porvenir ¿hay compromiso con la RSE?

Vamos a hablar de un tema complejo: la ética de los miembros de la organización y, en especial, la de sus directivos. El desfalco de 10.000 millones de pesos en Porvenir nos puede servir como ejemplo de cuando una organización no encuentra, en todos sus miembros, reales compromisos éticos. 

Porvenir es una empresa del Grupo Aval, el conglomerado de Luis Carlos Sarmiento Angulo, uno de los empresarios más importantes en Colombia. Es una empresa líder en la administración de pensiones y censantías, que tuvo resultados existosos en los últimos años de ejercicio. En el 2007  ganó $66.676 millones de pesos, 32% más que el año anterior. Sus utilidades aumentaron un 23%. Con estas cifras puede decirse que la administración del negocio es economicamente eficiente y que da buenos resultados. Pero ¿qué falla entonces, para que un grupo de directivos, no mencinados aún por la entidad, decidan a apropiarse de más 10.000 millones de pesos?, según esta nota

Creemos que Porvenir, como organización, reprocha estas actuaciones. Creemos que la gran mayoría de los miembros de la organización asumen un compromiso con la honestidad, con el respeto por los recursos de pensiones y censantías, por los valores principales de una sociedad liberal. Y creemos, que la empresa asume ciertos compromisos con la sociedad (puede leerse, a manera de ejemplo, sobre sus proyectos en Responsabilidad Social enfoncada al deporte). No obstante, el compromiso de Responsabilidad Social de una organización implica contar con cada uno de sus empleados, en especial de sus directivos. 

Estos compromisos son de tipo ético y estratégico. Son de tipo ético porque implican deberes de transparencia y honestidad - entre otros- . Implican considerar que una organización tiene un poder de gestión sobre la sociedad y que es parte de su función cumplir con el fin social que se le ha encomendado, sin sobrepasarlo. Además son de tipo estratégico, porque una empresa en la que se sepa que todos sus empleados son honestos, en la que los recursos se administren para lograr los fines propuestos, entre muchas otras buenas prácticas, será una empresa que gane reconocimiento, reputación, por mencionar algunos de los beneficios. 

Claro, cuando se habla de organización los deberes se difuminan. Suena  lejano decir: las organizaciones deben ser honestas o transparentes. El asunto se concreta cuando hablamos de personas, pues, al fin y al cabo, las organizaciones son grupos de personas reunidas por fines, objetivos o intereses comunes. El compromiso es de los directivos, de los administradores, de los accionistas, de las secretarias, de los operarios, de los cajeros... de todas las personas. Sólo la suma de compromisos puede realmente construir una organización socialmente responsable. 

El caso de Porvenir es emblemático y debe ser tomado como ejemplo de los esfuerzos que representa llevar la Responsabilidad Social a la práctica diaria. El compromiso organizacional en abstracto no representa cambios reales; pues, como puede verse de este caso, tres personas de la dirección pueden hacer daño a una organización, a sus socios y afiliados, cuando su ética se ve quebrantada por la ambición. El juicio es para ellos, para los que se olvidaron de las demás personas de la organización y del fin de su función directiva. 

Porvenir, en el mando de sus nuevos directivos, tiene ahora un compromiso con la sociedad, con las demás empresas del país y todos los ciudadanos: hacer un jucio jurídico y moral de estos delincuentes de cuello blanco. Debe permitir que la sociedad hago lo propio. El desfalco tiene nombres y las faltas a los compromisos éticos  (que de todos modos implican un golpe a la Responsabilidad Social de la empresa),  tienen nombres propios. La ciudadanía está ansiosa por saberlos. 

A la vez, tiene un compromiso interno con todos sus empleados para persuadirlos de que es posible caminar por terrenos correctos, porque al final, pese a los buenos resultados obtenidos este año desde el punto de vista financiero, este golpe a las sanas prácticas es una pérdida más costosa para la empresa y para la sociedad. 

El compromiso social de todos, como empleados, consultores, socios, ciudadanos... es entender que las organizaciones las componemos todos y que su éxito o deshonra están en las decisiones de cada uno en el día día. 

Ojalá que Porvenir no se vea más perjudicado y que la ciudadanía pueda hacerle el juicio debido a las personas. 

Ya!

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